El año 2020 fue el año de la incertidumbre. El año de la pandemia. El año en el que todo nuestro sistema económico se tambaleó y nos dimos cuenta de lo frágiles que son las estructuras en las que tanto confiamos y de cuánto dependemos los unos de los otros.
Sin embargo, en 2021 comenzamos, gracias a la vacunación, al mantenimiento de los Ertes, al empeño de los miles de trabajadores y autónomos de este país en sacar adelante la jornada laboral día tras día, a ver brotes verdes.
Ahora, con la llegada de fondos europeos tenemos una oportunidad única, además, no solo de conseguir una recuperación plena de nuestro sistema económico, sino, sobre todo, tenemos la ocasión de mudar nuestro sistema productivo para conseguir que sea más sostenible y que dependa de los recursos propios del entorno para que el efecto dominó de la macroeconomía no vuelva a poner en jaque la salud financiera de nuestro país.
Debemos plantearnos, además, que la emergencia climática, que dejamos aparcada cuando comenzó la pandemia, va a provocar las siguientes grandes crisis globales. De hecho, lo único que podemos hacer por evitar que sus efectos acaben con todo lo que nos rodea es tomar medidas drásticas que pasan por la reducción contundente del consumo de combustibles fósiles, por la apuesta decidida por las fuentes de energía verde que, además, procurarán nuevos puestos de trabajo en los territorios donde más desarrollo conlleven, en la reducción de la contaminación en entornos urbanos apostando por transportes públicos y por el acceso de los entornos rurales a servicios públicos de proximidad para evitar constantes desplazamientos y procurar fijar población.
Porque, en efecto, la despoblación es el siguiente gran reto de una comunidad como la nuestra, como Castilla y León, que lleva décadas padeciendo una fuga incontrolada de talento a otros lugares donde a los más jóvenes se les ofrecen más y mejores oportunidades laborales. Esta crisis demográfica está ocasionando un desequilibrio territorial en nuestro país que, cuanto más tarde en atajarse, más difícil será revertir. Pero no solo el fomento de empleo adecuado en condiciones no precarizadas puede evitar esta migración masiva. También es imprescindible un mantenimiento adecuado de los servicios públicos en las áreas más perjudicadas, una apuesta decidida por la cultura y el patrimonio de Castilla y León que nos ayude a fomentar puestos de empleo cualificados relacionados con uno de los mayores potenciales de esta comunidad, y una conexión ferroviaria de proximidad que facilite los desplazamientos a bajo coste sin contaminar y conecte las distintas áreas rurales con los entornos urbanos. Estas, realmente, pueden ser apuestas definitivas para evitar que Castilla y león siga perdiendo habitantes a marchas forzadas.
Sin embargo, no podemos olvidar que la industria, sobre todo la del sector de automoción, sigue siendo uno de nuestros pilares económicos. Su desarrollo facilita puestos de trabajo que, desde las organizaciones sindicales, debemos procurar que sean siempre estables y adecuadamente asalariados. Pero no debemos conformarnos: la llegada de una nueva empresa de autobuses eléctricos a Valladolid, que va a procurar 2000 trabajos directos y 5000 puestos indirectos de acuerdo con los cálculos económicos ofrecidos estos días en rueda de prensa por empresa e instituciones, es una buena noticia. Esperamos, además, que las infraestructuras y el personal cualificado con el que ya contamos en Castilla y León produzcan un efecto llamada a modo de reclamo y provoque el asentamiento de otras empresas del sector en nuestra comunidad.
En definitiva, Castilla y León cuenta en estos momentos con el presupuesto y la capacidad necesaria para recuperar no solo las cifras económicas previas a la pandemia, sino, sobre todo, para procurar el retorno del talento de la población que marchó, la dinamización de la economía local incluyendo la protección del imprescindible y esencial en época de crisis, sector primario, la apuesta definitiva por la sostenibilidad, la economía circular y el desarrollo tecnológico ecológico en la comunidad.