El pasado 24 de noviembre la académica y directora del Diccionario de la Lengua Española, Paz Battaner Arias, salmantina, presentó una actualización de esta obra con 2.557 novedades (enmiendas y adiciones). Su repaso pone de relieve el duro golpe que ha recibido en 2020 la sociedad y el entero sistema del Estado social y democrático de Derecho, reflejado en la reiteración del uso de palabras preexistentes, pero apenas utilizadas antes [confinamiento, teletrabajo, ERTE, reunión virtual (a través de internet), resiliencia, etc.], así como en la rápida conversión en lemas de vocablos como COVID (en masculino y femenino), coronavirus, desconfinar, desconfinamiento, desescalada, biomarcador, cuarentenar, encuarentenar, cuarentenear, seroprevalencia, antirretroviral, PCR (solo en femenino), etc.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dio cuenta a finales de diciembre de 2019, en rueda de prensa mundial, de la existencia de un nuevo coronavirus, el SARS-CoV-2, causante del brote entonces comunicado por China, manifestado en Wuhan, de una enfermedad desconocida, grave y muy contagiosa, que recibirá el nombre de COVID-19 (Coronavirus Disease-2019). El relativamente fácil control del primer SARS-CoV (entre marzo y julio de 2003), que se había centrado básicamente en China, con una incidencia bastante menor, hizo que en occidente se subestimara la gravedad de esta emergencia sanitaria y que, por ello, se facilitara al SARS-CoV-2 su propagación veloz por Europa y América y, muy pronto, por todo el mundo. Alcanzó la consideración de pandemia, declarada por la OMS, el 11 de marzo de 2020.
El crecimiento galopante de los contagios en España hizo que se tambaleara nuestra sociedad. La confusión y la incredulidad por lo que estaba sucediendo afectaron a la ciudadanía y a todas las instituciones. Parecía que los sistemas sanitarios más avanzados iban a evitar o controlar siempre y sin demasiados problemas las pandemias, que estas situaciones eran cosas del pasado o de países en vías de desarrollo. La declaración por el Gobierno del estado de alarma, mediante el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, y de sus sucesivas prórrogas, autorizadas por el Congreso de los Diputados, dio cobertura al confinamiento inmediato de la ciudadanía en sus domicilios. Las exigentes medidas adoptadas para contener la pandemia, reducir los contagios y evitar el colapso del sistema sanitario produjeron la paralización intersectorial y repentina de la actividad económica, con la excepción de los servicios considerados esenciales para curar, cuidar, proteger y alimentar.
Sabemos que hemos sufrido dos olas de esta enfermedad terrible y traicionera, así como que la COVID puede llegar a ser la primera causa de muerte en España en 2020. Estamos intentando salir de la segunda y necesitamos el compromiso de todas y todos para que no se dé una tercera. Sin embargo, vemos ahora cerca, con cierto optimismo, el inicio de una vacunación masiva que durará meses. Aspiramos, por ello, a tener controlada esta pandemia en menos de un año, incluso a poder superarla a finales del próximo mes de septiembre.
Con la pandemia han cambiado profundamente la percepción de las prioridades y los contenidos de las agendas institucionales políticas, económicas, sociales, empresariales, sindicales, universitarias y de investigación, ciencia y tecnología, en los ámbitos locales, autonómicos, estatal, europeo e internacional.
Hace justo un año seguíamos con atención la formación de gobierno en España, tras las convocatorias electorales de abril y noviembre de 2019, la negociación del Brexit, la posible fijación pactada con las organizaciones sindicales y empresariales del calendario para una reforma amplia de la legislación laboral y la determinación de las medidas que podían frenar en 2020 la sensible desaceleración del crecimiento económico. El mes de marzo trajo sin avisar las exigencias de afrontar la mayor crisis sanitaria mundial en un siglo, de luchar por la supervivencia y contra la enfermedad y de evitar una crisis social y económica capaz de devorar los esfuerzos realizados para la recuperación después de la larga crisis económico-financiera desatada en 2008.
La aprobación participativa de planes para la reconstrucción económica y social, la reactivación de empresas y autónomos y del empleo y la mejora del modelo económico-productivo y de protección social, en la línea marcada por la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, con el apoyo imprescindible de la financiación de la Unión Europea y su programa Next Generation y unida de manera indisoluble a la superación sanitaria de la pandemia, protagonizará, con acuerdos nacidos del diálogo social y de la negociación parlamentaria, la actividad política en 2021, que ojalá sea conocido en el futuro como el año del inicio del proceso de recuperación y transformación para mejorar.
Estos Cuadernos del Consejo Económico y Social de Castilla y León, cuyo primer número se publicó el 11 de mayo de 2020, pretenden seguir contribuyendo en 2021 a la participación y la formulación de propuestas para superar entre todas y todos este duro y triste trance.
Muchas gracias.