Cabe plantearse si la crisis mundial derivada de la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 (y la enfermedad asociada al mismo, COVID-19), máxime con toda la incertidumbre que lleva asociada (puesto que no sabemos aún hasta cuándo este nuevo virus va a suponer una amenaza de primer orden contra nuestros sistemas sanitarios), supone reducir la atención a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 y al desarrollo del Pacto Verde Europeo o, incluso, abandonar esta senda.
La respuesta que casi unánimemente se está dando no es solo que esta vía ya iniciada no sólo no debe abandonarse sino que es mediante la sostenibilidad, con el desarrollo del Pacto Verde Europeo por cada Administración en sus respectivos ámbitos competenciales y la acción administrativa orientada al cumplimiento de los ODS, como puede y debe transitarse hacia el desarrollo económico y social posterior a esta pandemia; desarrollo calificado comúnmente de “Recuperación” o, incluso, de “Reconstrucción” (de la que el máximo exponente sería la creación de la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica en el Congreso de los Diputados y la promulgación el 3 de julio de su Dictamen de Conclusiones y posterior votación en Pleno del Congreso).
Si resulta evidente ya que lamentablemente esta pandemia va a ocasionar una crisis de efectos de gran calado que va a requerir de una profunda recuperación que, incluso, puede llegar hasta el punto de calificarse de “Reconstrucción” o de “Transformación”, entonces es indudable que el cortoplacismo debe abandonarse más que nunca y que, por ello, los ODS y la Agenda 2030 (que se caracterizan precisamente por fijar un horizonte de largo plazo para la actividad política y para las Administraciones Públicas) deben tenerse aún más en cuenta tras los efectos de la pandemia. Aplicado a nuestro contexto de la Unión Europea la Agenda 2030 significa, principal, aunque no exclusivamente, el desarrollo del Pacto Verde Europeo puesto que el mismo “… es parte integrante de esta estrategia de la Comisión para aplicar la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas” ([Documento COM (2019) 640 final, de 11 de diciembre] sobre el Pacto Verde Europeo).
En este sentido, ya el 9 de abril España, Austria, Dinamarca, Finlandia, Italia, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal y Suecia (9 de abril de 2020) hicieron un llamamiento a la Comisión Europea (CE) para que el European Green Deal sea “la gran palanca para la recuperación económica de Europa tras la crisis provocada por el COVID-19” y a este pacto se han ido sumando otros Estados: https://euractiv.es/section/all/news/diez-ministros-de-ue-piden-que-el-pacto-verde-oriente-la-salida-de-la-crisis/
Más aún, importantes cargos del Ejecutivo comunitario han manifestado una opinión firme en este sentido y así, el Vicepresidente Frans Timmermans no deja lugar a la duda en una columna publicada (21 de mayo de 2020) junto a Fatih Birol, Director Ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE): “Europa hizo del Pacto Verde su máxima prioridad hace muy pocos meses, y ahora promete una recuperación verde. Pero no es un lujo. Es la espina dorsal de su respuesta a la crisis. ¿Pero por qué y cómo? En pocas palabras: porque es algo que sigue teniendo lógica desde el punto de vista económico y ambiental” : https://euractiv.es/section/energia-y-medio-ambiente/opinion/el-deber-historico-de-europa-de-construir-una-economia-mas-competitiva-resiliente-inclusiva-y-verde/
Igualmente, el mismo Frans Timmermans declaró, en la presentación de las dos Estrategias integrantes del Pacto Verde Europeo que habían quedado pendientes como consecuencia de esta pandemia (20 de mayo de 2020), que “La crisis del coronavirus ha revelado nuestra vulnerabilidad y la importancia de restablecer el equilibrio entre la actividad humana y la naturaleza. Las Estrategias sobre Biodiversidad y «De la Granja a la Mesa», elementos centrales del Pacto Verde, apuntan hacia un equilibrio nuevo y mejorado entre la naturaleza, los sistemas alimentarios y la biodiversidad para proteger la salud y el bienestar de nuestros ciudadanos y, al mismo tiempo, incrementar la competitividad y la resiliencia de la UE. Estas estrategias son una parte fundamental de la gran transición que estamos emprendiendo”: https://ec.europa.eu/info/strategy/priorities-2019-2024/european-green-deal/actions-being-taken-eu/farm-fork_es mientras que en “El presupuesto de la UE: motor del plan de recuperación para Europa” [Documento COM(2020) 442 final, de 27 de mayo] se afirma la necesidad de acometer una doble transición para el futuro de Europa: la ecológica y la digital.
Todo ello justifica que en la sesión plenaria del CES de 17 de julio se decidiera unánimemente la creación de una “Comisión de Trabajo para la Agenda 2030 y el Pacto Verde Europeo en Castilla y León” para analizar el desarrollo de todas estas cuestiones y modestamente realizar propuestas de carácter transversal a los poderes públicos que puedan ayudarnos a transitar a una “mejor normalidad” de futuro.