La población joven de Castilla y León, es hoy más imprescindible que nunca y necesitan de la confianza y el apoyo de la Comunidad.
Nuestra Comunidad tiene una importante e imprescindible población joven que está necesitada de respuesta y que la misma tiene que contemplar determinados objetivos que contribuyan y den una oportunidad de vida, de desarrollo y de la suficiente confianza a nuestros jóvenes, para garantizar su futuro en la tierra que los vio nacer, y a su vez equilibren los datos poblaciones.
Esa población a la que me refiero, con edades entre 16 a 34 años, son el 23,35% de la ciudadanía, y necesitan de un plan integral que les permita un trabajo acorde a su formación, que les ilusione, una estabilidad en el empleo que les permita iniciar ese proyecto de vida independiente deseado, un salario que no los penalice por una incorporación tardía, y que les abra la posibilidad de una vivienda, sin que les suponga más del 30% de sus ingresos.
En Castilla y León, según el INE, hay 259.000 jóvenes de los que 139.000 son hombres, un 54% y 120.000, el 46%, son mujeres. De ellos, 57.000 se encuentran en situación de desempleo, y una vez más cuando hablamos de desempleo los datos de nuevo penalizan por edad y por género, 52% de mujeres y un 48 % de hombres en el desempleo.
Es necesario planificar un plan integral para la población joven y así tratar de evitar la sangría constante de jóvenes, 1 de cada 4 jóvenes abandona nuestra Comunidad por falta de una oportunidad. Son cerca de 7.000 al año los que buscar otros destinos como Madrid, Cataluña o Valencia.
Los 202.000 jóvenes que trabajan, son quienes sufren un mayor porcentaje de temporalidad y parcialidad. Con la pandemia, aún con la protección de la fórmula de los ERTES, los y las jóvenes son los primeros que han sufrido el aumento del desempleo que se ha incrementado un 23,62% en el 2020.
Otro dato, que es imprescindible reflejar son las diferencias salariales. La media salarial de los y las jóvenes en Castilla y León tiene una diferencia retributiva que penaliza considerablemente a los menores de 35 años en comparación con los de más de 35. Esto hace imposible mantener a nuestros jóvenes en la Comunidad si lo comparamos con la media de los salarios a nivel Nacional, sin olvidarnos de la importante diferencia con respecto a otras Comunidades como Madrid u otras.
Pues bien, estos son los datos que reflejan una realidad que hacen necesario seguir apostando por una estrategia específica que intervenga y fuerce un impulso, e incorpore a los jóvenes en los ejes para la reconstrucción y la resiliencia, y en ese impulso de los sectores estratégicos tenga en cuenta ese necesario compromiso de empleabilidad para la población joven.
Y este compromiso debe ser asumido, por las administraciones, desde el Estado, incorporando cambios normativos, y objetivos para acceso a la vivienda, pasando por la administración Autonómica, sin olvidar el papel de impulso de las Administraciones locales.
Son necesarios cambios normativos que intervengan en la temporalidad para su reducción, causalizar la parcialidad, mantener las líneas de impulso para la contratación de jóvenes, incrementar los salarios, ampliar las políticas de vivienda por la vía de las ayudas al alquiler, ampliar el parque para el alquiler y conectar políticas de empleo rural con facilidad para adquirir una vivienda en esas zonas.
De la misma manera, un cambio de modelo productivo, para que las empresas de Castilla y León sean más competitivas, generen trabajo de mayor cualificación, actualicen su tejido productivo, una mejor política y una mayor digitalización de la comunidad.