Aplausos económicos y sociales: resiliencia en la reconstrucción, con el horizonte en la Agenda 2030

Maribel Campo, Doctora en Psicología por la Universidad de Salamanca

En este recién estrenado verano, tras una primavera arrebatada, deberíamos repartir aplausos a esas personas resilientes que reconstruyen económica y socialmente nuestro entorno.

Aplausos económicos y sociales a todos los sectores que mueven nuestra economía en Castilla y León, que se están poniendo en marcha con un futuro incierto. Personas que además de ser profesionales en sus ámbitos son miembros de un entorno social próximo que ha vivido una etapa nunca imaginada, con emociones nunca sentidas. Salir de ese entorno, relacionarnos de nuevo, manejar las emociones y volver a poner en funcionamiento el mecanismo económico y social que tanto necesitamos no es fácil; merece atención y un gran reconocimiento.

Un reciente twitt de la OIE (Organización Internacional de Empleadores) resume la situación personal a la que me refiero: “Ignorar las consecuencias psicológicas del confinamiento mundial socavaría la recuperación económica y sanitaria de la crisis del COVID19. Una vuelta al trabajo segura exigirá competencias personales e interpersonales.”

La economía mueve el mundo pero ese mundo, la sociedad, lo formamos las personas, así que debemos fomentar nuestras habilidades de afrontamiento y dejar atrás esos sentimientos negativos para empoderarnos y salir adelante. Es la base de la resiliencia, esa capacidad que poseen las personas para superar circunstancias adversas, de adaptarse incluso de manera positiva, y que tenemos en mayor o menor medida. La definición que nos ofrece el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE) ofrece dos acepciones, por un lado “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”, y por otro “capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido”. En ellas nos podemos y nos debemos ver reflejadas tanto las personas como el entorno económico y social.

En definitiva, si la Organización Mundial de la Salud (2020) nos indicaba estos últimos meses que siguiéramos ciertos pasos para cuidar nuestra salud mental durante el confinamiento: (1) haz una pausa. Respira. Reflexiona, (2) mantén rutina saludable, (3) conecta con otras personas, (4) sé amable contigo y con los demás y (5) pide ayuda si la necesitas; a partir de ahora, además de mantener las medidas preventivas y de contención, debemos ser resilientes y perder miedos para emprender la nueva etapa con energía.

Por otra parte, es evidente que una etapa de reconstrucción debe plantearse resultados a alcanzar. En este sentido, Naciones Unidas nos recuerda que nuestro horizonte, nuestra “brújula para que nadie se quede atrás”, deben ser los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030: La pandemia del coronavirus hace más necesario que nunca actuar en favor del desarrollo sostenible (Noticias ONU, 11 de mayo de 2020).

Sabemos que los Objetivos de Desarrollo Sostenible persiguen la igualdad entre las personas, proteger el planeta, así como asegurar la prosperidad, y aunque tampoco ellos contaban con una pandemia, ésta puede convertirse en oportunidad si la transformamos en punto de inflexión positivo o en punto de partida de una nueva forma de hacer las cosas. Estamos a tiempo de ir marcha atrás en nuestras malas prácticas y concienciarnos de la importancia de la inclusión de todas las personas, de que los recursos son finitos y de que somos capaces de mejorar el mundo en el que vivimos. De esta manera, si esto ha venido para quedarse nos encontrará resilientes para recuperarnos cuantas veces sean necesarias.

Cuando la Agenda 2030 insiste en no dejar a nadie atrás se refiere a muchos grupos sociales, se refiere a medidas económicas y sociales, se refiere a actuaciones como el recientemente aprobado Ingreso Mínimo Vital pero permítanme que dedique unas palabras a los grupos sociales vulnerables, específicamente a las personas mayores y quienes tienen alguna situación de discapacidad, a sus familias, sus entidades y profesionales de referencia, a su entorno. Afrontar en tu domicilio la soledad o en residencias el aislamiento siendo una persona mayor, no poder leer los labios con las mascarillas si eres una persona sorda, no salir porque no puedes saber cómo mantener la distancia social si eres una persona ciega, no entender bien lo que ocurre si eres una persona con limitaciones cognitivas o de salud mental, y el esfuerzo realizado por familias, profesionales y entidades merece al menos un refuerzo positivo del resto de la sociedad.

En definitiva, no ignoremos las consecuencias psicológicas del confinamiento y seamos resilientes para conseguir prosperar económica y socialmente con la Agenda 2030 como horizonte.

La reconstrucción necesita personas valientes. Los demás nos necesitan, a ti también. Para ti van parte de esos aplausos.

Maribel Campo

Doctora en Psicología por la Universidad de Salamanca