El sector agropecuario y la industria agroalimentaria constituyen uno de los primeros motores del PIB en Castilla y León. Como tal, ha sido incluido en los planes de especialización inteligente, denominados RIS3, de nuestra Autonomía, donde se recogen las medidas para posibilitar su avance y modernización. Pero este sector no solo tiene una enorme importancia a nivel económico en nuestro territorio, sino que además está profundamente relacionado con nuestras tradiciones y nuestro patrimonio natural, y con la fijación de población en entornos rurales.
Como tal, el agro castellano y leonés debe ser objeto de especial atención por parte de los organismos públicos regionales, que deben facilitar su transición hacia los objetivos del Pacto Verde europeo, fomentando sus actividades y su desarrollo para mejorar sus expectativas futuras.
Esta transición debería idealmente apoyarse en las capacidades existentes dentro del sistema científico-tecnológico de su entorno. Afortunadamente, estas capacidades son muchas y muy sólidas en nuestro territorio, aunque las mismas se encuentran frecuentemente aisladas, sin una relación directa evidente entre los distintos agentes públicos implicados. Así mismo, la integración efectiva de la planificación científico-técnica con la económica, en los entornos de colaboración público-privados, tiene todavía camino que recorrer en este sector.
En Europa y en América, se han consolidado los denominados “AgroCampus”, resultantes de los acuerdos entre distintas instituciones públicas y privadas, que giran en torno a cuatro actividades globales complementarias: educación especializada, I+D+i, transferencia de tecnología y divulgación social. Estas macroestructuras, generalmente convergentes en espacios comunes, trabajan para el desarrollo y modernización del sector en sus respectivos países, con unos resultados muy competitivos. El trabajo conjunto de estas macroestructuras con los propios actores del sector, ha propiciado la definición de soluciones innovadoras muy beneficiosas para el desarrollo agropecuario de su entorno.
A lo largo de los últimos cinco años, varias instituciones públicas estamos trabajando en el germen del denominado Campus Agroambiental en Salamanca. Este Campus pretende localizar en el mismo entorno físico a los expertos en esas cuatro actividades globales complementarias, para ponerlas en su conjunto al servicio del sector primario y de la industria asociada. El Campus Agroambiental cuenta con la participación del CSIC, de la Universidad de Salamanca, y de la Diputación Provincial y el Ayuntamiento de la misma ciudad. Los acuerdos alcanzados hasta ahora representan una inversión realizada o comprometida de más de veinte millones de euros, que se emplearán en la constitución del campus en cercanía al actual Campus Unamuno, y que albergará la Facultad de Ciencias Agrarias y Ambientales de la USAL, el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC), un edificio de Transferencia para oficinas y espacios de encuentro con el sector primario y la industria agroalimentaria, y un edificio Bioincubadora para la constitución de empresas de base tecnológica. El liderazgo de los organismos autonómicos competentes, y la integración y la colaboración del propio sector, resultarán fundamentales en el futuro desarrollo de los objetivos de este Campus, que nos ofrece la oportunidad de trabajar juntos para lograr las soluciones más innovadoras y competitivas, que conduzcan a un cambio del sector agropecuario beneficioso para nuestro propio futuro y el de las generaciones venideras.