La Universidad y su liderazgo en el desarrollo económico y social

José-Ángel Domínguez Pérez, profesor de la Universidad de Salamanca y ex-director de la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Castilla y León (ACSUCYL)

La pandemia por coronavirus está suponiendo un gran reto para todas las regiones del mundo, que en pleno siglo XXI deben afrontar una grave crisis que ha desbordado el ámbito sanitario para mostrar también su virulencia económica y social. El gran esfuerzo por recuperar la salud de los enfermos y contener los contagios, al que nunca dedicaremos suficientes medios, debe estar acompañado de una visión de futuro para tratar no sólo de recuperar los empleos perdidos y reconstruir las empresas paralizadas, sino de generar en Castilla y León un nuevo dinamismo económico y social que nos sitúe a la vanguardia del desarrollo y del bienestar.

¿Cómo conseguirlo? A esta pregunta se han enfrentado los gobernantes castellanos y leoneses en más de una ocasión a lo largo de nuestra dilatada historia, una historia que siempre nos dará lecciones de las que aprender, si fijamos nuestra mirada en las claves de los avances sociales promovidos por quienes nos han precedido.

Una de esas claves de progreso está sin duda en las Universidades, cuyo protagonismo cultural, económico y social fue impulsado precisamente en nuestras tierras, hace más de 800 años, por unos Reyes que establecieron los “estudios generales” como instituciones destinadas al servicio y mejora de sus reinos. Definidas en “Las siete partidas” por Alfonso X el Sabio (1221-1284) como “ayuntamiento de maestros y escolares, que es hecho en algún lugar con voluntad y con entendimiento de aprender los saberes” y así “hacer vida honesta y buena, pues los estudios para eso fueron establecidos”, las Universidades han mantenido y adaptado a los tiempos su liderazgo en el desarrollo y bienestar de la sociedad, a través de la generación y transferencia del conocimiento.

El impacto positivo que suponen las Universidades para Castilla y León se ha puesto de manifiesto en los últimos informes publicados por los Consejos Sociales universitarios, órganos de participación de la sociedad en las instituciones académicas, compuestos por personalidades de la vida cultural, profesional, económica, laboral y social. En su labor de supervisión de la actividad económica de las universidades y del rendimiento de sus servicios, cada Consejo Social elabora informes al respecto que ponen cifras a ese impacto económico y social. Tomando como ejemplo la Universidad de Salamanca  y su informe “La parte y el todo” (2015) podemos comprobar cómo por término medio las Universidades españolas aportan al Producto Interior Bruto (PIB) de sus Comunidades Autónomas una media del 0,76%, mientras el estudio salmantino supera con creces esa cifra, alcanzando el 0,92% del PIB y el 1,27% del empleo de Castilla y León (cada empleo directo genera 2,65 empleos), generando más de 6 euros de producción por cada euro que recibe de las Administraciones Públicas.

Se demuestra en estos informes que detrás de estas cifras no sólo están las actividades del sector inmobiliario, del comercio y de la hostelería, sino la contribución de las Universidades al incremento del número de emprendedores y a la instalación de determinadas empresas cerca de las instituciones generadoras de conocimiento, cuando éstas son capaces de alcanzar elevados niveles de creatividad e innovación. Al progreso económico y social que todo ello representa se suman, como valor añadido de la actividad universitaria, el incremento sustancial de la productividad (por el aumento del conocimiento) y de la tasa de ocupación (por la mejora de la empleabilidad), así como sus efectos políticos y demográficos, junto a la mejora del capital humano y de la calidad de vida para las personas de su entorno.

Este pequeño repaso a la historia pasada y reciente pone de manifiesto lo mucho qué pueden aportar las Universidades de Castilla y León a la reconstrucción económica y social tras la pandemia, como también queda apuntado el camino para favorecer la competitividad de la Universidad en nuestra Comunidad, que pasa por potenciar las relaciones de las universidades con los sectores sociales, económicos, empresariales y productivos. Esa es precisamente la competencia que la Ley de Universidades de Castilla y León le asigna a la Comisión de Consejos Sociales, dentro del Consejo de Universidades, cuyo ejercicio en colaboración con el Consejo Económico y Social de Castilla y León contribuirá sin duda a alcanzar los frutos que esta comunidad espera y necesita de sus Universidades.

ENLACES

informe “La parte y el todo”, 2015: https://www.usal.es/files/CS_impacto_economico_USAL_2015.pdf

José Ángel Domínguez Pérez

Profesor de la Universidad de Salamanca y ex-director de la Agencia para la Calidad del Sistema Universitario de Castilla y León (ACSUCYL)